Un
comunista crítico frente a un pez cornudo que nada en un estanque congelado.
A propósito de:
1917. Variaciones sobre la Revolución de Octubre, su historia y sus
consecuencias.
Autor:
Francisco Fernández Buey
Edición
de Salvador López Arnal y Jordi Mir García
Barcelona,
Ed. El Viejo Topo, 2017. 319 páginas.
Joan
Tafalla
Conmemorar en las actuales
circunstancias el centenario de la revolución rusa de 1917 debiera motivar una re-activación
del pensamiento dialéctico y historicista, buscando comprender el conjunto, la
globalidad de lo acontecido, el ritmo y la dinámica del desarrollo histórico
experimentado durante el siglo pasado. Deberíamos tratar de discernir las luces
de las sombras, separar el trigo de la paja. Huir de las liturgias vacías para
tratar de asimilar las lecciones de la larga experiencia del movimiento
comunista histórico del siglo XX, de sus victorias (extrañas todas ellas) y de
sus derrotas (la mayoría de ellas bastante lógicas).
A una comprensión compleja,
dialéctica, de este estilo contribuirá sin duda la oportuna y preciosa edición
de una antología de escritos de Francisco Fernández Buey publicada este año
2017 por El Viejo Topo. Tras la lectura de los 27 materiales incluidos en las
319 páginas del volumen se tendrá la sensación de haber dedicado un tiempo muy
útil a un conjunto de materiales de una riqueza cultural extraordinaria, llenos
de matices éticos, políticos y estratégicos.
Unos materiales muy útiles
para acercase a la comprensión no solo de la revolución rusa y de sus ecos si
no, sobretodo, para comprendernos a nosotros mismos, comunistas españoles. A
comprendernos como conjunto orgánico (no en el sentido estrechamente
organizativo), en evolución, muchas veces en crisis, más allá de los avatares
que hayamos atravesado cada uno de nosotros en los cuarenta años de nuestra
historia que transcurren entre el primero y el último de los textos incluidos
en el libro.
Cuarenta años en los que
la obra y la acción de FFB nos ha acompañado, nos ha corregido, nos ha
enseñado. Y sobre todo, nos ha señalado y recordado la lección maquiaveliana a
la que se refiere en cuatro ocasiones en este libro: “Nada de imaginar
paraísos. Lo que hay que hacer es conocer los caminos que conducen al infierno
para evitarlos”.
Es por todo ello que el
agradecimiento que el lector debe a los dos editores del libro, Salvador López
Arnal y Jordi Mir es inmenso. Un agradecimiento que debe incluir a la editorial
que se ha atrevido a publicar este libro imprescindible. La acertada selección
de los textos, en algunos casos la búsqueda tenaz y la recuperación de
intervenciones hechas por FFB en pequeño grupo, su anotación discreta y eficaz
ayudan a la comprensión de los textos en su contexto. La discreción al anotar
es una virtud no muy corriente entre los editores de antologías, tentados como
suelen estar en substituir al autor o en guiar al lector haciendo por él las
anotaciones marginales.
En este caso, los cuarenta
años de recorrido intelectual, moral y político del autor requerían unas
anotaciones que permitieran al lector joven (y también al no tan joven) ubicar
los acontecimientos que motivaron algunos de los escritos. Contextualizar para
comprender. En conjunto es necesario agradecer a los editores su sabio y
discreto trabajo de pontífices ( es decir, de constructores de puentes)
intergeneracionales realizado.
Ojalá este libro pueda
servir para que las nuevas generaciones de comunistas se acerquen a una de las
reflexiones más profundas producidas en territorio español sobre la revolución
rusa de 1917 y a lo que los editores llaman “sus consecuencias”. Y ojalá este
libro pueda servir de puente intergeneracional, de traspaso del testigo de una
tradición de comunismo crítico y abierto que ha estado siempre presente en
nuestro país y que ha informado, muchas veces desde fuera de lo estrechamente
organizativo, la política comunista.
Ello será así a condición,
de que el lector no se limite a la letra descontextualizada, fija, muerta. A la
cita congelada. A condición de que trate de captar el espíritu creador de los
textos, su intento permanente de huir del dogma aprendido y repetido. A
condición de que sepa que se enfrenta al estilo y maneras de un comunista
laico, no religioso, no litúrgico. Aunque quizás algún lector, como yo, se
pregunte sobre lo plausible que pueda ser un movimiento que quiera cambiar “el
mundo de base”, que no adopte de algún modo el carácter de mito, de religión
del hombre moderno. Que se pregunte sobre si es posible una reforma intelectual
y moral de carácter estrictamente laico.
El libro que tenemos
delante nos permite captar el ritmo, la evolución de la elaboración filosófica,
política y teórica de FFB. Nos muestra el espíritu que presidió un obrar práctico
y la elaboración de una obra permanentemente abierta, en evolución, dispuesta a
examinar críticamente la realidad. El libro nos ofrece diversos ejemplos de
esta evolución. Podríamos poner como ejemplo la necesaria comparación entre el
leninismo de izquierdas, combatiente y anti dogmático de los dos capítulos de
“Conocer a Lenin” (1978) incluidos al principio del volumen con la entrevista
sobre la obra de Lenin que FFB respondió 25 años más tarde. Una entrevista
concedida al final del proceso histórico, cuando el búho de Minerva había
emprendido su vuelo. Hay otros ejemplos a los que el espacio disponible no me
permite aludir.
Quizás podríamos intentar
clasificar, ni que sea de manera provisional los materiales que ocupan el libro
en varias temáticas: a- reflexiones sobre la revolución rusa de 1917, sobre sus
consecuencias; b- reflexiones sobre Lenin y el leninismo; c- reflexiones sobre
el comunismo occidental y sobre los ecos de la revolución y sobre la
prolongación y posterior agotamiento del impulso revolucionario a lo largo de
siete décadas del siglo XX; d- reflexiones sobre su propia versión del comunismo
(la de FFB). Pero fracasaríamos en la clasificación. La mayoría de los textos
incluyen de una u otra manera todos estos aspectos.
Para concluir y quizás atravesando
todo el libro, se nos muestra el debate interior del autor con el tema
sempiterno de la relación entre fines y medios, planteado por el dicho
gramsciano: “se puede hablar de querer un fin sólo cuando se saben preparar con
precisión, cuidado y meticulosidad, los medios adecuados, suficientes y
necesarios”.
Publicado originalmente en : Nuestra Bandera: Octubre 100 años después. De la Revolución al debate del comunismo hoy.
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