dilluns, 19 de maig del 2025

“Manuel Sacristán, un pensamiento vivo y actual”

 

por Víctor Ríos 

 El centenario del nacimiento de Manuel Sacristán (1925-1985) brinda una buena ocasión para aproximarnos a la figura y a la obra de uno de los pensadores más fecundos y polifacéticos de nuestro país en la segunda mitad del siglo XX. Su legado, marcado por el rigor intelectual y el compromiso ético, contiene múltiples contribuciones para reflexionar y actuar ante los grandes retos del presente y el futuro de nuestra sociedad. Quienes lo tratamos siendo más jóvenes y compartimos con él principios y proyectos por los caminos de la vida desde finales de la década de los 60 hasta su prematura muerte el 27 de agosto de 1985 -–primero en el PSUC bajo el franquismo y luego en Comisiones Obreras de Enseñanza, el Comité Antinuclear de Catalunya y la revista mientras tanto-, guardamos en nuestra memoria el recuerdo de un maestro con todas las letras. 
Sabía mucho, lo transmitía bien y además señalaba fines. Su obra, además de enseñar cosas, nos enseñó a vivir y todo lo que el vivir conlleva, como escribió él glosando a Ortega. Su trayectoria intelectual comprende consideraciones sobre las principales corrientes filosóficas contemporáneas y el lugar de la filosofía en los estudios superiores, el estudio de la lógica formal, la función de la Universidad en la división social del trabajo, la sociología y política de la ciencia, la metodología de las ciencias sociales, textos de crítica literaria, estudios sobre la tradición marxista y autores como Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Lukács y Bujarin, entre otros, así como sobre otras personalidades que despertaron su interés como lo hicieron de modo singular Simone Weil o el indio Gerónimo y la cultura apache. 
En los últimos años de su vida Manuel Sacristán centró su atención en la crisis ecosocial y las amenazas bélicas para la supervivencia de la especie humana, así como en la necesaria reafirmación de la voluntad ético-política transformadora unida a la renovación de la identidad comunista y del pensamiento y la práctica del movimiento emancipatorio contemporáneo. La toma en consideración de los datos y alertas expresadas desde la comunidad científica, las manifestaciones observables de la crisis ecológica y la urgencia de hacer frente a los retos planteados llevaron a Manuel Sacristán a revisar la comprensión de dos actores claves en los procesos sociales: la lucha de clases y la ciencia como fuerza productiva. ¿Cómo responderán las clases trabajadoras frente a los problemas ecológicos? ¿Podríamos acabar desembocando en el desastre de todas las clases en lucha en lugar de en la victoria de una clase sobre otra? 
Para Sacristán las clases trabajadoras precisan añadir una nueva consciencia de su papel como sujeto transformador en su condición sustentadora de la especie, conservadora de la vida, elemento imprescindible del metabolismo de la sociedad con la naturaleza. Y en ese marco, cobra especial importancia el papel de las mujeres en la sostenibilidad de la vida y el de las aportaciones culturales de los ecofeminismos. El otro factor novedoso observado por Sacristán lo constituye el hecho de que en el doble papel de la ciencia como fuerza productiva y a la vez destructiva, este segundo aspecto aparezca ya en un nivel que nos sitúe ante la perspectiva de una tiranía integral basada en el estado atómico o en determinados usos de la ingeniería genética (y otros de la inteligencia artificial, podríamos añadir hoy). 
El otro tema del que se ocupó Manuel Sacristán de forma destacada en sus últimos años fue el de carrera de armamentos, el peligro de una guerra con armas nucleares y la importancia de fundamentar la respuesta pacifista y de los movimientos por la paz desde los nuevos parámetros impuestos por las innovaciones de las tecnologías bélicas. Ello le llevó también a implicarse activamente en el movimiento contra la permanencia de España en la OTAN, polemizando duramente con sus “intelectuales orgánicos” y con las fuerzas políticas empeñadas en el arte perverso de la política tradicional de conducir a los pueblos a donde no quieren ir, violentando sus consciencias mediante “lavados de cerebro” con la construcción de relatos de miedo y odio falsos y chantajistas. Una situación que se ve hoy realimentada por la nueva escalada armamentista y belicista, bien documentada en recientes informes del Centre Delàs de Estudios por la Paz de Barcelona o del SIPRI de Estocolmo. 
Manuel Sacristán nos dejó hace cuarenta años un conjunto de reflexiones y propuestas que tiene interés revisitar, a la vez que conocer los frutos que están dando hoy investigaciones que sin duda le habrían interesado mucho, como las de Enric Tello sobre enfoques biofísicos de las desigualdades sociales y de género en los sistemas agroalimentarios a partir de nuevos análisis ecológicos micro y macroeconómicos, las de Oscar Carpintero y el Grupo de Energía, Economía y dinámica de Sistemas (GEEDS) de Valladolid o los trabajos de Antonio y Alicia Valero, Joaquim Sempere y Jorge Riechmann, entre otros. La Fundación Neus Català está llevando a cabo conferencias, seminarios y jornadas divulgativas sobre la figura y la obra de Manuel Sacristán y preparando nuevas actividades dedicadas a conmemorar el centenario del nacimiento de una persona que dedicó su vida a poner su lucidez y su consistencia intelectual y ético-política al servicio del combate por una humanidad justa y libre en una Tierra habitable. 

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