dissabte, 29 d’agost del 2020

La batalla por Minsk

Bielorrusia: Los responsables de la política exterior alemana exigen un pronto apoyo financiero a la oposición pro-occidental.

 

[ Nota del editor: Bielorrusia forma parte del tradicional lebensraum ( espacio vital) alemán. En el artículo que se publica a continuación aparecen datos de interés que no suelen ser tomados en cuenta en los debates que solemos hacer estos días de forma apriorística. 

Alejandro Andreassi localizó y tradujo este artículo aparecido en German-Foreingn-Policy.com el pasado 25 de agosto. 

¡Muchas gracias por el trabajo, querido compañero!]

 

BERLÍN/MINSK (Informe propio) - La UE debería "presionar para que se celebren nuevas elecciones" en Bielorrusia: esta es la exigencia de un antiguo líder de Alianza 90/Los Verdes. Como afirma Ralf Fücks, ex presidente de la Fundación Heinrich Böll y desde 2017 director gerente del centro de estudios transatlántico "Centre for Liberal Modernity", la Unión Europea no está operando de manera suficientemente ofensiva en las luchas de poder en Bielorrusia. Mientras tanto, los responsables de la política exterior alemana aconsejan un apoyo sistemático a la "sociedad civil" bielorrusa; de esta manera, se podrían invertir millones de euros en la promoción de los medios pro-occidentales en un país que tiene vínculos muy estrechos con Rusia. Berlín ha estado involucrado en esto durante décadas. Alemania y las demás potencias occidentales han fomentado intentos de derrocar al gobierno bielorruso desde que el presidente Alexander Lukashenko condujo al país a una unión con Rusia en 1999 e intensificó la cooperación con Moscú. Temiendo volverse demasiado dependiente de su vecino oriental, Lukashenko había cooperado recientemente más estrechamente con Occidente, incluyendo ejercicios militares conjuntos con la OTAN.

 

En alianza con Rusia

 

Los Estados de la Unión Europea, incluida en particular la República Federal de Alemania, ya estaban realizando esfuerzos para derrocar al presidente de Bielorrusia Alexander Lukashenko hace dos decenios. Tras su victoria electoral en 1994, Lukashenko había empezado a vincular más estrechamente Minsk con Moscú y conducía a Bielorrusia a una unión con Rusia en 1999. Bielorrusia es también miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza militar dirigida por Moscú;[1] también es miembro de la Unión Económica Euroasiática centrada en Rusia.[2] Los vínculos económicos son sumamente estrechos; Rusia es, con mucho, el principal proveedor de Bielorrusia - representa el 58,4% de las importaciones de ese país, y China el 7,8% - y el mayor consumidor de las exportaciones bielorrusas (38,2%), por delante de Ucrania (12,0%). El 31% de todas las inversiones extranjeras directas proceden de Rusia; otro 17,6% se efectuó a través de Chipre, un centro financiero muy utilizado por los empresarios rusos. Por último, pero no menos importante, Bielorrusia y Rusia cooperan muy estrechamente en términos militares. Fue titular en Occidente la maniobra a gran escala "Zapad", en la que soldados de ambos países ensayaron la defensa conjunta contra la agresión occidental, que se produjeron en septiembre de 2017.[3]

 

Mayoría reducida

 

A diferencia de Ucrania, por ejemplo, los esfuerzos de Occidente por derrocar el régimen -con la ayuda del apoyo intensivo de la oposición pro-occidental fuertemente fragmentada-[4] han sido infructuosos durante muchos años. La razón de ello fue que Lukashenko pudo contar con mayorías seguras durante mucho tiempo, ya que logró evitar la venta de la economía bielorrusa a los oligarcas y el colapso social, como ocurrió por ejemplo en Ucrania. De hecho, la producción económica per cápita de Bielorrusia sigue siendo considerablemente superior a la de Ucrania. En consecuencia, las acusaciones de que las victorias electorales de Lukashenko se basaban en la falsificación de los resultados, que se expresaban con frecuencia en voz alta en Occidente  no eran ciertas; incluso en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Berlín los expertos admitieron internamente que los resultados de las elecciones presidenciales de Bielorrusia probablemente estaban un poco adornados, pero básicamente reflejaban correctamente la voluntad de la mayoría. Esto sólo ha cambiado en el pasado reciente. El trasfondo es que la economía de Bielorrusia ha crecido en su mayor parte sólo ligeramente o incluso se ha reducido desde 2012, lo que ha alimentado el descontento de la población. Desde esta primavera, la ignorancia de Lukashenko sobre la pandemia de Covid 19 se ha sumado al creciente descontento. Las encuestas recientemente ubican al presidente en sólo 25 a 30 por ciento - una novedad en la historia del país desde mediados de la década de 1990.

 

Cambio de rumbo hacia el Oeste

Como parte de sus esfuerzos por derrocar el régimen, la UE impuso sanciones por primera vez en 2004 y nuevamente en 2010 -prohibiciones de entrada a más de 170 personas y empresas de Bielorrusia, cuyos activos en la Unión también fueron congelados; en 2011 se añadió un embargo de armas.[5] Sin embargo, en febrero de 2016, las medidas se levantaron en gran parte. La razón: Minsk enviaba señales de cautas correcciones de la política exterior. Por un lado, el gobierno temía que la polarización resultante del conflicto de Ucrania pudiera vincular a Bielorrusia demasiado estrechamente con Rusia. Por otra parte, aumentó la disputa por las ventajas en el suministro de petróleo ruso, que son económicamente muy importantes para Bielorrusia; el año pasado, Moscú revocó de facto esas ventajas. El presidente Lukashenko reaccionó no reconociendo la incorporación de Crimea en la Federación Rusa y en su lugar posicionó a Minsk como mediador entre Rusia y Occidente; las negociaciones centrales para una solución del conflicto ucraniano tuvieron lugar en la capital bielorrusa en 2014 y 2015. Además, recientemente ha habido un acercamiento abierto a Occidente. El 1º de febrero, por primera vez en más de dos decenios, con la visita de Mike Pompeo un Secretario de Estado de los Estados Unidos llegó a Minsk para mantener conversaciones.[6] En marzo, las tropas bielorrusas realizaron una maniobra conjunta con soldados británicos; como parte del ejercicio, se produjo el primer intercambio completo entre tropas bielorrusas y occidentales, según informaron  posteriormente las fuerzas armadas británicas.[7]

 

En la "Sala Konrad Adenauer"

 

Independientemente del cauteloso desarrollo de la cooperación con el presidente Lukashenko, los estados occidentales han seguido apoyando sistemáticamente a la oposición pro-occidental. Dentro de la UE, Polonia es uno de los países que se destaca en este sentido; desde 2007, la cadena de televisión estatal TVP opera Belsat TV, un canal en idioma bielorruso que apoya a la oposición en el país vecino. Varsovia utiliza la minoría de habla polaca en la región alrededor de Grodno para su política. Un papel destacado en las actuales protestas masivas lo desempeña la plataforma de mansajería Telegram-Nexta, cuyo operador -un opositor bielorruso al gobierno- vive en el exilio polaco. Un centro de la oposición bielorrusa en el exilio es también la capital lituana, Vilnius, que desde 2005 alberga la Universidad Europea de Humanidades (EHU), anteriormente con sede en Minsk y muy popular entre la oposición urbana bielorrusa. La EHU cuenta con el apoyo de fundaciones, principalmente de los Estados Unidos y Alemania. En diciembre de 2018 la universidad, cuyos graduados suelen encontrarse en las protestas callejeras de Bielorrusia, rebautizó una de sus salas de seminarios con el nombre de "Sala Konrad Adenauer", como agradecimiento por los muchos años de apoyo intensivo de la Fundación Konrad Adenauer (CDU).[8] La Fundación Konrad Adenauer, financiada con fondos estatales de Berlín, mantiene a su vez una "Oficina para Bielorrusia", al que no se le ha concedido permiso para operar en el país y que, por lo tanto, opera en Vilna. Desde allí mantiene un estrecho contacto con -según sus propias declaraciones- una amplia gama de "interlocutores en Bielorrusia".[9]

 

Millones para la "sociedad civil"

 

Sin embargo, en las actuales protestas masivas de Bielorrusia, la orientación prooccidental -a pesar de todos los esfuerzos de los "socios" de la Fundación Adenauer, por ejemplo, según la evaluación unánime de los observadores- todavía no es capaz de obtener una mayoría. Los amplios vínculos del país con Rusia lo distinguen de Ucrania, donde una mayor parte de la población, de orientación fuertemente antirrusa, podría movilizarse fácilmente no sólo contra el gobierno ucraniano sino también contra Moscú. En consecuencia, los responsables de la política exterior alemana advierten que no deben ser demasiado rígidos en su manera de proceder con Minsk. Por ejemplo, el portavoz de política exterior del grupo parlamentario del SPD, Nils Schmid juzga la decisión de la UE del 19 de agosto "de no reconocer los resultados de las elecciones, [como]... consistente y correcta”.[10] Las "sanciones personales previstas" también "envían las señales correctas". Sin embargo, deben limitarse estrictamente a los responsables del supuesto fraude electoral y la represión de los manifestantes. "El enfoque correcto" es proporcionar fondos para la "sociedad civil" de Bielorrusia, explica Schmid. Esto permite fortalecer el espectro pro-occidental en la oposición bielorrusa de manera selectiva. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE decidieron el 19 de agosto transferir un millón de euros para la "sociedad civil", dos millones de euros para las víctimas de la represión estatal y, además, 50 millones de euros de "ayuda de emergencia por la epidemia del coronavirus" a Bielorrusia - medios para intervenir  en la lucha geoestratégica por la influencia en Minsk.

 

Exigencias del cambio de alianza

Berlín y Occidente ya han logrado éxitos en las formas de protesta de Bielorrusia. Por ejemplo, en el "Consejo de Coordinación para el traspaso de poderes" de siete miembros, fundado por la candidata presidencial Svetlana Tikhanovskaya, hay tres personas que hace poco han exigido en un manifiesto el cambio de alianzas del país con la UE y la OTAN.[11] Aunque el "Consejo de Coordinación" sigue rechazando públicamente tal posicionamiento, la hábil interferencia de Berlín y Bruselas podría ciertamente cambiar el equilibrio de poder.

 

 

 

Fuente: https://www.german-foreign-policy.com/news/detail/8359/

 



[1] Los miembros de la OTSC son Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán.

[2] Los miembros de la Unión Económica Euroasiática son Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajstán y Kirguistán.

[3] Silvia Stöber: Enfrentamiento en "Weischnoria". tagesschau.de 2017-09-14. p. también "Belarus' Place in Europe".

[5] Bielorrusia: La UE extiende el embargo de armas y las sanciones contra 4 personas por un año. consilium.europa.eu 02/17/2020.

[6] Pompeo ofrece petróleo a Bielorrusia en una rara visita. bbc.co.uk 01.02.2020.

[7] Los Marines Reales completan su entrenamiento en Bielorrusia. royalnavy.mod.uk03/23/2020.

 

[8] Sala Konrad Adenauer inaugurada en el Campus de la EHU: en.ehu.lt 20.12.2018.

[9] Oficina para Bielorrusia: Fundación Konrad Adenauer

[10] Nils Schmid: Días decisivos en Bielorrusia. ipg-journal.de 21/08/2020.

[11] Reinhard Lauterbach: Amenazas preventivas. Junge Welt  de 24 de agosto de 2020.

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