Joan Tafalla
La privatización de Bankia so capa de su fusión con Caixa Bank es un robo descarado que confirma el rol tradicional del estado bajo el capitalismo: socializar las pérdidas, privatizar el ganancias. Nada nuevo bajo el sol.
Que se busque la salida de la crisis bancaria con una mayor concentración de capitales y acentuando la tendencia hacia la monopolización del sector confirma la vieja pero no menos cierta tesis de Lenin sobre el capitalismo monopolista de estado.
Que esto haya sido orquestado bajo un gobierno del PSOE tampoco debería sorprender. Los gobiernos de Felipe González y de José Luis Rodríguez no se dedicaron a otra cosa. A pesar de toda la retórica "progresista y de izquierdas" de los últimos tiempos, Pedro Sánchez no ha significado ningún cambio sustancial del carácter de clase del PSOE actual, ni de sus políticas pro-capitalistas. El PSOE actual es una máquina que gestiona "lealmente" los intereses del capital. Y nada más.
Algunos no quieren ver la marcha inexorable hacia las políticas de "concentración nacional" emprendidas por el sanchismo desde antes de la constitución de este gobierno y durante toda la gestión del actual gobierno. ¡No es Calviño, es Sánchez, señores!
Esta ceguera voluntaria por parte de UP es un suicidio político.
Que la operación represente un robo de 20.000 millones de euros de todos los españoles por parte del gang de Isidre Fainé tampoco debería sorprendernos. No era la primera vez que lo intentaban. A la tercera va la vencida. Ahora lo han conseguido, bajo la protección del gobierno más "progresista y de izquierdas" de la historia. Esa sería quizás la novedad. O, según se mira, no lo es.
Quiero referirme ahora a un aspecto menor y colateral, aunque no sea anecdótico. Se trata de la actitud de UP ante todo este desbarajuste. Las negociaciones se han realizado, según dicen los de UP, sin que Pablo Iglesias fuera conocedor de ellas. No digamos ya Izquierda Unidad. Esto convierte a Pablo Iglesias y a UP es un componente impotente y inoperante dentro del gobierno. Las protestas posteriores no dejan de ser un elemento retórico y litúrgico. La conclusión colateral es que la presencia de "nuestros" en el gobierno sólo sirve para legitimar los próximos robos agendatdos: los presupuestos generales del estado y el reparto de los 140.000 millones de Europa entre las diversas fracciones de la burguesía española ( incluida la catalana).
La impunidad con que se hacen estos atracos a los bolsillos del pueblo es directamente proporcional a nuestra incapacidad e impotencia para denunciar, protestar y salir a la calle y para producir una crisis política suficiente para parar la comisión del delito. Cuando hablo de nuestra incapacidad e impotencia me refiero a la del conjunto del pueblo trabajador, de sus sindicatos y de la izquierda política que afirma estar a la izquierda del PSOE. O sea, modestamente, me incluyo.
Un elemento culturalmente devastador y deletéreo de todo es la excusa que se arguye desde UP. Dicen: la correlación de fuerzas no permite hacer otra cosa que emitir patéticos comunicados de queja. Es una actitud devastadora culturalmente porque condena al pueblo trabajador a la pasividad, a la subalternidad, a la impotencia.
También se dice que no había ni hay otra alternativa. No es cierto. Si que hay y habían otras posibilidades. Pero las rechazasteis y combatisteis desde el inicio de que decidisteis constituir Podemos como "máquina de guerra electoral".
Para este viaje no hacían falta tantas alforjas.
Sabadell, 6 de septiembre de 2020.
POST-DATA
HEGEMONIA, SUBALTERNIDAD, TRANSFORMISMO Y REVOLUCIÓN POLÍTICA.
"... la afirmación atribuida a Vittorio Emmanuel II de "tener en el bolsillo al Partido de Acción" o algo similar es prácticamente exacta y no solamente por los contactos personales del Rey con Garibaldi sino por que de hecho, el Partido de Acción fue dirigido "indirectamente" por Cavour y por el Rey. El criterio metodológico en que hay que basar el examen propio es el siguiente: que la supremacía de un grupo social se manifiesta de dos maneras, como "dominio" y como "dirección intelectual y moral". Un grupo social es dominante de los grupos adversarios que tiende a "liquidar" o a someter incluso con la fuerza armada y es dirigente de los grupos afines y aliados. Un grupo social puede y incluso debe ser dirigente antes de conquistar el poder gubernamental (esta es una de las condiciones principales para la propia conquista del poder); después, cuando ejerce el poder y aunque lo tenga fuertemente en el puño, se vuelve dominante pero debe seguir siendo también "dirigente". Los moderados siguieron dirigiendo el Partido de Acción incluso después de 1870 y de 1876 y el llamado "transformismo" no fue sino la expresión parlamentaria de esta acción hegemónica intelectual, moral y política. Puede incluso decirse que toda la vida estatal italiana desde 1848 en adelante está caracterizada por el transformismo, o sea por la elaboración de una clase dirigente cada vez más numerosa en los marcos establecidos por los moderados después de 1848 y la caída de las utopías neogüelfas y federalistas, con la absorción gradual, pero continua y obtenida con métodos diversos en su eficacia, de los elementos activos surgidos de los grupos aliados y incluso los adversarios y que parecían irreconciliablemente enemigos. En este sentido la dirección política se convirtió en un aspecto de la función de dominio, en cuanto que la absorción de las élites de los grupos enemigos conduce a la decapitación de de estos y su aniquilamiento durante un período a menudo muy largo. De la política de los moderados resulta claro que puede y debe existir una actividad hegemónica antes incluso del ascenso al poder y que no se debe contar sólo con la fuerza material Que el poder permite ejercer una dirección eficaz: precisamente la brillante solución de estos problemas hizo posible el Resurgimiento en las formas y los límites en que se realizó, sin "Terror", como "revolución sin revolución", o sea como "revolución pasiva" para emplear una expresión de Cuoco en un sentido algo distinto del que Cuoco significa (...) "
Cuaderno 19 (X) El Resurgimiento italiano <24> El problema de la dirección política en la formación y desarrollo de la nación y del Estado moderno en Italia.
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