diumenge, 26 d’abril del 2009

Sobre la clase política

Un diálogo entre Alexandre Carrodeguas y Joaquín Miras sobre la clase política. A propósito de unas declaraciones de Xosé Manuel Beiras.

Joaquín:

 No sé si el ejemplo del PSUC nos podría valer. El BNG era un fenomeno muy singular. El ejercicio del poder fue letal para el proyecto. La llegada a las grandes alcaldias de Vigo, Pontevedra, Ferrol. El Psuc se autodestruyo antes de ejercer el poder.
No sé si tendra que ver con la revolución pasiva, de integración en el palacio. Vamos que no se puede estar en el palacio y en la plaza al mismo tiempo. En el caso de Psuc no llego a entrar en palacio como el BNG.
 
Un abrazo

Alexandre Carrodeguas

Respuesta de Joaquín Miras:

El PSUC no llegó a la Generalitat, pero lo que lo hizo explotar fue el choque entre la clase política interior que quería estar o estaba en las instituciones: -alcaldías-, el intento de pactar para entrar en las instituciones - Pactos de la Moncloa-. En ese sentido es lo del palacio, y por eso era muy llamativo: si no asamos y ya pringamos, qué no será si.... Por supuesto, el palacio en Galicia ha sido de verdad el palacio. 
Hay un problema no resuelto que es el de la clase política. Personas cuyo medio de vida pasa a ser la política: dinero ( a menudo en la izquierda más que el que ganaba trabajando), prestigio, influencia social (poder) poco trabajo, y no digamos si les abre puertas "en sociedad" -necesidad de vestuario, de lucimiento, de alternar en esos mundos: cambian hasta de gustos, a los años, pueden practicar y hablar de objetos y consumos lujosos... y no hablo de las corrupciones, sino sensu strictu; la absorción, la revolución pasiva que obra la cooptación al poder. 
El poder de estos individuos/as no es un problema consecuencia,  al menos de inmediata, de la necesidad de tener personas con conocimientos técnicos, o sea de la posesión de saberes especializados, porque a menudo son claramente poco especialistas en lo que no sea la componenda, la negociación interna, y ellos a su vez, tienen técnicos  con los que se asesoran, pero a los que controlan. 
Si el modelo es la empresa capitalista en la que el amo o el consejero delegado -más claro aún este cargo- puede no saber nada de nada de la técnica de producción, pero es el que manda, y para eso, para hacerlo sin errores, tiene a su servicio técnicos -economistas, ingenieros, etc-, los políticos, al igual que estas personas, son el amo en política y sustituyen al amo hipotético, que es /sería el pueblo. 
Por eso sería muy importante que de verdad bases populares directamente controlaran a sus políticos. Que los técnicos , necesarios, contratados, tuviesen prohibido ser cargo político y que si un político accede como profesional a un cargo institucional sea irrevocable que se le cambie al cabo del periodo. 
La estabilidad de la plantilla técnica, si hay que tener personal contrado, queda garantizada ( el saber también se puede obtener de militantes que estudien o trabajen en universidades, etc, pero no hay que excluir la necesidad de técnicos como no hay que excluir la necesidad de mecanógrafos). 
La evolución pasó, en mi expereincia, así: primero gentes que habían sido dirigentes obreros y cuadros políticos de la clandestinidad (el PSUC sí estuvo en la clandestinidad) pasaron a cargos públicos y lo hicieron de por vida. No querían volver al trabajo e hicieron los posible para mantenerse (incluso romper el PSUC, pues fue un problema de clase política: había encogido el comedero insitucional y aprovecharon el malestar de las bases unos contra otros).
Estas gentes, con todo venían del mundo de la lucha. -Toxo/ CCOO es un ejemplo- Luego ya aparecieron en el poder de mando los mismos técnicos contratados en asesoramiento: los abogados  y economistas de CCOO pasaron a ser los dirigentes:, etc. Con esto hay que acabar si se quiere salir vivo. 
Beiras, piensa poder dominar al aparato, también lo pensaba Anguita. O te enfrentas a esa forma de organización  tratas de destruirla y tratas  de experimentar otra, donde la base y a ser posible la base sean no una base de afiliación del propio partido sino los propios movimientos,  desde sus bases locales (los movimientos también generan clase política si se piramidalizan, y lo hacen) los que debatan, deliberen y elijan y controlen y cambien a sus cuadros en las instituciones o mal. 
El PT brasileño es otro ejemplo de lo que pasa... sin entrar a juzgar a nadie: los brasileños deben ser los que decidan, pero...

Joaquín

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