diumenge, 21 de maig del 2023

La servidumbre y la costumbre. Notas sobre déficit, deuda y soberanía monetaria.


 

21 de maig de 2016, vestíbul de la Universitat de Santiago amb Ramon Franquesa. Xosé Manuel Beiras, Lidia Senra i altres companys

 

 

La servidumbre y la costumbre

Notas sobre déficit, deuda y soberanía monetaria.

Joan Tafalla

Santiago 21 de mayo 2016

 

Introito

 “Todas las cosas le parecen naturales al hombre cuando se acostumbra a ellas. La razón primera de la servidumbre voluntaria es la costumbre. Es lo mismo que les sucede a los más briosos caballos que al principio muerden el freno y después juegan con él; si antes resistían bajo la silla, ahora se ponen bajo el arnés y orgullosos se pavonean bajo la armadura. Piensan que ellos han sido siempre súbditos, que sus padres han vivido siempre así. Piensan que deben soportar el mal, se persuaden mediante ejemplos y ellos mismos consolidan el dominio de los que los tiranizan con el argumento de la duración ese dominio. Pero los años no dan el derecho a hacer el mal. Por el contrario ellos acrecientan la injuria”.

Étienne de La Boétie, Discours de la servitude volontaire, 1548.

 

“Grecia debe pagar la deuda”

(Michel Sapin, 2 février 2015)

 

“Una deuda es una deuda. Pagarla es un deber ético para un estado de derecho”

(Marine Le Pen, 4 febrero de 2015)

 

 

Preámbulo:

 

Mi intervención de hoy pretende mostrar algunas cosas:

1. No se puede hablar de la deuda de/y en el Reino de España si se pierde la perspectiva del secuestro de la soberanía económica monetaria de los estados europeos por parte de la UE. Los Tratados de la Unión hacen imposible resolver este problema dentro de la UE y, aún menos dentro de la UEM.

2. Lo que impide la independencia real, no retórica, ya sea de España, ya sea de las naciones que hoy viven en el interior de ese estado-nación en decadencia, es el yugo de la EU, de la UEM, y de la deuda.

3. De lo que se deduce que no se puede resolver el problema de la deuda sin recuperar la soberanía económica de los pueblos de España desde una perspectiva nacional-popular.

4. Pero la liberación de la servidumbre de la deuda es tarea colectiva de los pueblos que compartimos ese estado que se llama Reino de España. Las agendas políticas propias de cada uno de los pueblos, que debe ser respetada. Pero las oligarquías que nos oprimen a todos actúan de forma coordinada, aunque no exenta de contradicciones.

5. Los pueblos del Reino de España o, incluso, los pueblos ibéricos sólo nos salvaremos de la servidumbre de la deuda si somos capaces de colaborar y de coordinar nuestras acciones. No sólo en lo táctico, si no sobre todo, en lo estratégico: ¿ Qué tipo de soberanía deseamos construir? ¿Preferimos ser estados supuestamente independientes pero no soberanos dentro de la UE y de la UEM? ¿ O realmente deseamos la soberanía, es decir la democracia también en lo económico?

6. En el actual contexto de internacionalización del capital, de financiarización de la economía y de contradicciones interimperialistas ¿es posible resolver el problema de la deuda sin encontrar formas de colaboración económica entre los pueblos de la Península Ibérica o, más allá, del Sur de Europa?

Mi intervención consta de tres apartados: 1, ¿Como perdió España su soberanía presupuestaria y su control de la deuda; 2, Breve comentario sobre las propuestas programáticas de la izquierda del reino de España sobre la deuda y, 3, Una solución al problema de la deuda a partir de la recuperación de la soberanía monetaria.

 

1.- ¿Como perdió España su soberanía presupuestaria y su control de la deuda?

 

En este apartado pretendo mostrar como la entrada de España en la CEE, en el SME y en el euro han supuesto la liquidación de cualquier posibilidad de política soberana en la cuestión de la deuda. Pretendo hacer una brevísima narración de cómo la transición de 1978 creó un régimen basado en el abandono de los instrumentos soberanos de financiación del sector público en España para pasar a los instrumentos neo-liberales de “gestión responsable de la deuda pública”.

Si seguimos el esquema del libro de Francisco Comín Comín, debemos distinguir tres etapas en ese proceso: 1978-1986, es decir entre el principio de la transición hasta la entrada en la CEE; 1986-2010, es decir desde la entrada en la CEE al inicio de la crisis del euro y, 2010-2015, es decir el periodo de la llamada crisis de la deuda soberana.

 

1. 1.- 1978-1986, es decir entre el principio de la transición hasta la entrada en la CEE.

Durante el franquismo los ministros de Hacienda aplicaron criterios presupuestarios liberales: equilibrio de gastos e ingresos. Eso sólo puede parecer paradójico a quien ignore el carácter de clase de la política económica liberal. Esa política de búsqueda del equilibrio presupuestario tenía graves consecuencias: la ausencia del mínimo estado del bienestar.

La ausencia o la irrelevancia del déficit permitía una deuda pública mínima. Sin embargo si se debía buscar financiación a los mínimos déficit el estado podía recurrir a la monetización de la deuda mediante el Banco de España y a la imposición de un coeficiente de compra de deuda por parte de los bancos.

Así pues, a la salida del franquismo, prácticamente no había mercado de la deuda. Ésta seguía colocándose a la Banca privada mediante coeficientes de compra (o “demanda cautiva” o “represión bancaria”) o bien el Banco de España, que afortunadamente no era independiente del gobierno, concedía adelantos a Hacienda. Esto duró hasta finales de la década de 1980. El  sistema bancario español, empezando por el Banco de España era el principal tenedor de la deuda pública. Ese mecanismo permitió al estado financiar unos déficit presupuestarios ( en ausencia de la verdadera política fiscal) que permitieron crear el incipiente y tardío ( en relación al resto de Europa) estado del bienestar español.

Pero no hay que idealizar este periodo. Para nada. La banca compensaba esa “represión financiera” poniendo condiciones: sólo admitía deuda a corto plazo, cosa que les permitía solicitar una ampliación de los intereses en cada renovación y que les permitía combatir los efectos de la inflación ( que en aquellos años era fuerte). Los banqueros podían presionar al estado para conseguir esas mejoras de los tipos de interés. Y lo hicieron.

Entre 1965 aproximadamente y 1978 se produjo una oleada de demandas sociales y económicas pendientes por parte de la población por la vía del ascenso de un poderoso movimiento obrero y popular. La amplia movilización social y política de las clases subalternas puso en crisis el modo de dominación y exigió el cambio político. Sin embargo, la potencia del movimiento obrero y popular no fue suficiente para imponer una ruptura democrática del régimen. Todo cambió para que lo esencial, el poder de la oligarquía financiera e industrial no cambiase de manos. Se impuso la tercera revolución pasiva, una revolución pasiva que exigía el desequilibrio presupuestario y la ampliación de la deuda.

Para Comín: “El crecimiento del déficit y de la deuda de la transición refleja el precio que la Hacienda pública tuvo que pagar, precisamente, para evitar la ruptura política y la inestabilidad social... Como sucedió en la Europa de la posguerra mundial, esta concertación social, destinada a prevenir los conflictos sociales, tuvo un alto precio presupuestario que fue reflejo de la creación del Estado del bienestar en España”. Era la cultura política que nació con los Pactos de la Moncloa. Todo ese déficit presupuestario fue financiado a través de los anticipos del Banco de España.

 

Evolución del déficit entre 1975 y 1989

Año

Déficit

1975

0,50%

1984

5,70%

1989

1,60%

 

Comín explica el crecimiento del déficit entre 1975 y 1984 por la introducción de los llamados estabilizadores económicos: el seguro de desempleo y el IRPF. El descenso entre 84 y 89 se debe, según él, a la entrada en la CEE, a la reforma tributaria y a la reconversión industrial.

La deuda pública aumentó en esos mismos años. En 1976 la deuda era el  8,20 % del PIB, según Comín. Veamos como evolucionó entre 1980 hasta la firma del Tratado de adhesión de España a la CEE.

 

Evolución de la Deuda Pública del Reino de España, 1980-1985

 Año

Millones €

% PIB

€ Per Capita

1980

15.997

16,58%

425

1981

22.017

20,02%

581

1982

31.769

25,14%

834

1983

43.817

30,38%

1.145

1984

59.926

37,08%

1.560

1985

75.769

42,06%

1.966

 

Fuente: "http://www.datosmacro.com/paises/espana"

Ese aumento de la deuda se debió a la necesidad de financiar el déficit, al aumento de los tipos de interés, a la utilización generalizada de la deuda a corto plazo y a la voluntad de financiar la hacienda pública a través del mercado. Otro elemento a tener en cuenta es el aumento de la carga financiera del gasto del estado que pasó del 1,9 % en 1981 al 27,7 % en 1989, mientras que la deuda flotante pasaba del 7% de la deuda en 1983 al 61,4 % en 1989. Los bancos presionaron para la subida de los intereses ya que debían comprar la deuda obligatoriamente. Fruto de esa presión, los tipos de interés aumentaron, incrementado, por tanto, la carga de la deuda.

 

Tasa de interés real (%) en España 1981-1990

1981

1982

1983

1984

1985

1986

1987

1988

1989

1990

2,6

1,2

2,8

5,2

4,5

1,2

9,8

6,1

8,4

8,1

Fuente: http://datos.bancomundial.org/indicador/FR.INR.RINR/countries?page=5&display=default 

La tasa de interés real es la tasa de interés activa ajustada por inflación según el deflactor del PIB.

 

Los títulos con vencimiento inferior a un año pasaron del 5,8 % en 1980 al 66,5% en 1990. Los bancos presionaron para que se crease un mercado de la deuda con las características actuales. La creación durante estos años del mercado de la deuda español supuso ceder la soberanía sobre la deuda al capitalismo. Los españoles nos íbamos acostumbrando a la servidumbre. Las cadenas que se nos imponían servían para financiar el tardío e insuficiente estado del bienestar. ¿Para qué preocuparse de donde salía el dinero si había alguien dispuesto a prestárnoslo?

Resumiendo, entre 1976 y 1986 se produce un incremento de las gastos del Estado para crear el mínimo y tardío estado del bienestar español como contrapartida a un cambio lampedusiano de la forma de dominación. Pero este proceso produjo un incremento de los gastos del estado que en un primer momento se gestionó mediante los avances del Banco de España y mediante los coeficientes de compra por parte de la banca privada. En 1982 el 82 % del déficit fue cubierto mediante anticipos gratuitos del Banco de España. Los préstamos del Banco Central a Hacienda pasaron del 17,7 % de sus activos en 1977 al 63,2 % en 1983. Pero esa forma de financiación soberana, se acabó con la entrada en la CEE y con la financiarización de la economía.

Es evidente que la deuda pública empezaba a ser un pastel creciente y apetecible para la oligarquía del dinero. Había que crear el mercado de la deuda para poder privatizar esos beneficios. La presión de la banca y la tendencia hacia la internacionalización y hacia la financiarización de la economía así como la gestión del gobierno del Felipe González, favorable a la gran banca, permitieron varios fenómenos sumamente negativos: tipos de interés brutales: entre el 5 y el 8 %; crecimiento de la deuda flotante del 5,8 % en 1980 al 66,5 % en 1990, así como un crecimiento de la carga financiera de los gastos del estado desde el 7 %  (1983) al 27,7 % en 1989. También y no menos importante, el incremento de la deuda flotante entre el 7% (1983) y el 61'4 % de total de la deuda.

Los gobiernos españoles entre el inicio de la transición en 1978 y el fin de la autonomía del Banco de España con respecto al Banco Central Europeo en 1994, trabajaron en el sentido de crear un mercado de la deuda: regularizaron las emisiones de deuda, crearon nuevos tipos de deuda a corto plazo (bonos del Tesoro, certificados de depósito, certificados de regulación monetaria) y adoptaron nuevas formas de colocación de la deuda incluida la subasta. Se adaptó el mercado de la deuda a las nuevas tecnologías ( anotaciones en cuenta, mercado telefónico y electrónico), además, se intentó financiar los déficit sin monetizarlos, separando la política monetaria y la política fiscal. La Ley de Fiscalidad de los Activos Financieros de 1985 permitió la cesión de los pagarés del Tesoro que tenían los bancos a su clientela a cambio de hacer esta cesión opaca a fiscalmente. O sea: yo me endeudo contigo y a cambio, yo no te cobro impuestos. Negocio ruinoso para la hacienda pública. De paso, la banca rebajaba la cantidad de deuda pública que figuraba entre sus pasivos.

Es lo que tienen las revoluciones pasivas: la absorción de las reivindicaciones de las clases subalternas, más allá de ser un mecanismo de cooptación, se transforma en un motor de desarrollo de nuevos mecanismos de expropiación de las mismas.

Supongo a la mayoría de mis lectores al tanto del concepto gramsciano de revolución pasiva. Sin embargo, quizá convenga explicitarlo mediante una cita. Aplicando ese concepto como propuesta metodológica de interpretación de la constitución del estado italiano en la época del Resurgimiento decía Gramsci: “Tanto la ‘revolución-restauración’ de Quinet como la ‘revolución pasiva’ de Cuoco expresarían el hecho histórico de la falta de iniciativa popular en el desarrollo de la historia italiana, y el hecho que el “progreso” tendría lugar como reacción de las clases dominantes al subversibismo esporádico

 

1. 2. 1986-2010. De la entrada en la CEE al inicio de la crisis del euro.

 

Este cambio de la forma tradicional de financiación del déficit hasta transformarlo en un suculento negocio para la oligarquía financiera fue conducido por el PSOE y será elevado a su máxima expresión con la entrada en la CEE, y con los Tratados de Maastricht.  El apartado 1 del articulo 104 del Tratado de Maastricht reza del siguiente modo : « Queda prohibida la autorización de descubiertos o la concesión de cualquier otro tipo de créditos por el Banco Central Europeo y por los bancos centrales de los Estados miembros, denominados en lo sucesivo "bancos centrales nacionales", en favor de instituciones u organismos comunitarios, Gobiernos centrales, autoridades regionales o locales, u otras autoridades públicas, organismos de Derecho público o empresas públicas de los Estados miembros, así́ como la adquisición directa a los mismos de instrumentos de deuda por el BCE o los bancos centrales nacionales.”

A partir de ahora el Banco de España tenía prohibido financiar el déficit del Estado. La imposición de la servidumbre por la deuda se hizo entre las oleadas de ilusoria ilusión vendidos por los medios de comunicación y por los partidos del régimen. La religión europeísta actuaba a modo de opio del pueblo. La costumbre transformaba en natural y lógica la esclavitud por deuda del conjunto de los pueblos que viven y trabajan en el Estado Español.

El paso a la llamada  “gestión responsable de la deuda”,  consistió en crear tres novedades: a- alicientes para ampliar una demanda de la deuda, b- establecimiento de las instituciones para un mercado de la deuda, c- nuevos títulos que permitieran la llegada de capitales extranjeros y el alargamiento de los plazos de vencimiento de la deuda. Aquello que los neo-liberales que llaman “gestión responsable de la deuda” sólo fue plenamente posible tras la entrada en el Sistema Monetario Europeo y tras el Tratado de Maastricht. La política de convergencia hacia el euro obligó “independizar” el Banco de España desde 1994. Se copiaba de ese modo el modelo del Bundesbank. El modelo consiste en tener un banco “nacional” independiente del gobierno pero no de la gran banca. Un banco que tiene tanto poder en la fijación de objetivos como el propio gobierno y el parlamento juntos a los que no debe dar ningún tipo de explicación ni cuentas. En el caso del Banco de España esa “independencia” del gobierno pasó a ser una dependencia del nuevo Banco Central Europeo. Nuestro principal mecanismo de soberanía económica, había sido secuestrado. La deuda pública podía crecer a satisfacción de la gran finanza.

La deuda pública seguía subiendo.

 

Evolución de la Deuda Pública del Reino de España, 1986-2010

 

 Año

Millones €

% PIB

€ per cápita

2009

568.700

52,70%

12.234

2008

439.771

39,40%

9.511

2007

383.798

35,50%

8.404

2006

392.168

38,90%

8.757

2005

393.479

42,30%

8.941

2004

389.888

45,30%

9.005

2003

382.775

47,60%

8.996

2002

384.145

51,30%

9.184

2001

378.883

54,20%

9.233

2000

374.557

58,00%

9.211

1999

362.224

60,90%

8.950

1998

346.417

62,50%

8.595

1997

331.630

64,40%

8.261

1996

324.301

65,60%

8.113

1995

295.604

61,70%

7.426

1994

249.508

58,68%

6.294

1993

225.627

56,16%

5.718

1992

174.047

45,42%

4.433

1991

152.672

43,09%

3.910

1990

136.775

42,51%

3.518

1989

117.061

41,03%

3.013

1988

100.796

39,63%

2.598

1987

98.919

43,14%

2.554

1986

88.955

43,30%

2.302

 

Fuente: "http://www.datosmacro.com/paises/espana"

 

La entrada en el euro se nos vendió mediante la ficción de que las recurrentes crisis de la deuda soberana española habían pasado a la historia. Se había creado una ilusión propia para ilusos y crédulos. La entrada ingente de capitales alemanes, franceses y en general de los países centrales de la UE, entre la creación del euro y 2008 hinchó la deuda privada hasta niveles desaforados. El crédito al consumo y en especial hacia la vivienda  fluía sin límites ni control. La banca transformaba su carácter y su operativa dedicándose a la especulación más brutal y despiadada.

 

1. 3. 2010-2015. La crisis de la deuda soberana.

 

El acontecimiento clave en ese periodo fue la conversión de la deuda privada en pública. Ramon Franquesa nos hablará de este tema en su intervención de la tarde. Para someternos a la servidumbre de esa deuda privada se modificó el artículo 135 de la Constitución, con veraneidad y alevosía por parte los dos partidos que compiten por ser los más leales gestores de la oligarquía financiera: el PSOE y el PP.

La velocidad del crecimiento de la deuda pública en España desde 2008 hasta hoy (mayo de 2016) puede provocar una nueva gran crisis de la deuda y ahora sin ningún instrumento que permita combatirla).

Evolución de la Deuda del Reino de España, 2010-2015

 Año

Millones €

% PIB

€ Per Capita

2015

1.072.183

99,20%

23.045

2014

1.033.738

99,30%

22.172

2013

966.041

93,70%

20.655

2012

890.726

85,40%

18.899

2011

743.530

69,50%

15.731

2010

649.259

60,10%

13.758

 

Fuente: "http://www.datosmacro.com/paises/espana"

 

¿Por qué crece la deuda soberana a la velocidad que crece?

Dos factores:

a.- la transformación de la deuda privada ( los activos incobrables de los bancos) en deuda pública.

b.- los mecanismos que permiten a los especuladores internacionales especular con nuestra deuda.

Sea cual sea el gobierno que se pueda crear tras las elecciones en el reino de España el próximo 26 de junio ese será uno de los problemas mayores.

 

Conclusion del primer punto.

 

La conclusión de este apartado viene en forma de preguntas: ¿para qué hacer depender la financiación del estado de los mercados? ¿Para qué subastas permanentes ( que lógicamente encarecen los intereses ) de la deuda? ¿Por qué motivo dejar de usar el recurso a la emisión de moneda como mecanismo de controlar la deuda? ¿Por qué motivo se deben aceptar los chantajes de la banca en forma de intereses usurarios o bien de incremento brutal de la deuda flotante?

El problema que tenemos es que ningún programa de la izquierda significativa electoralmente hablando, propone un crecimiento del déficit para conseguir el relanzamiento de la economía, la recuperación del rol que le corresponde a España en la División Internacional del trabajo y el avance hacia el pleno empleo. El punto 42 del programa de Unidos-Podemos recientemente firmado ( principios de mayo de 2016) contiene un que concierne a la cuestión de la deuda. Para resumirlo en pocas palabras, el programa acepta los mecanismos de gestión de la deuda provenientes del Tratado de Adhesión de España a la CEE y del Tratado de Maastricht, aunque proponga la reforma o modificación de algunos de ellos.

Resumamos y comentemos algunos.

1. El punto nº 2, consiste en la aceptación del objetivo de la reducción del déficit, aunque negociando el ritmo de esa reducción, aceptando el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y aceptando al Ley de Estabilidad Presupuestaria.

2. En el punto 9 se habla de renegociar el Memorando de entendimiento para conseguir que la UE nos permita poner en marcha una potente Banca Pública. Ninguna mención a la recuperación de un Banco de España independiente del BCE y, en cambio, dependiente del estado, como posible instrumento para monetizar la deuda y para financiar a coste cero el déficit presupuestario.

3. El punto 40 habla de la reforma de los estatutos del BCE con objetivos que son exactamente los contrarios de los objetivos de dicha institución, incluido “que pueda actuar como prestamista en última instancia de las autoridades fiscales”. Objetivo loable, salvo que se opone a los objetivos básicos de toda la construcción de la UE desde el Acta única y desde Maastricht. Para ello debiera abolirse el Tratado de Maastricht i el Tratado de la Unión aprobado en Lisboa. Un político realista debería preguntarse: ¿con que mayorías europeas se puede conseguir este objetivo? Si debemos esperar a que haya dentro de la UE una mayoría suficiente para conseguir que el BCE actúe de ese modo, no será posible financiar el déficit presupuestario exigido para la aplicación del programa social contenido en el programa.

4. El punto 41 propone la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y del Pacto Fiscal. Es decir , se renuncia a su abolición. Podemos preguntarnos en que sentido se va a reformar esos pactos, también si queremos ser realistas ¿con qué mayorías?  

Llegamos al crucial punto 42: la Conferencia Europea de la Deuda. El texto de este punto es crucial. Hagamos un ejercicio de lo que en los maestros de primaria llamamos “comprensión lectora”. Leamos el texto:

“Impulsar una Conferencia Europea de Deuda que ponga en la agenda política de la Unión Europea la reestructuración coordinada de las deudas públicas en el marco de la zona euro. Proponemos una modificación en los plazos de vencimiento de las deudas europeas en circulación, mediante un canje de bonos que facilite que los viejos títulos sean sustituidos por nuevos títulos que se mantengan a perpetuidad. El BCE sería la institución que debería adquirir, al valor nominal, los viejos títulos y canjearlos por otros nuevos, a tipo de interés del 0% y con el objetivo de mantenerlos en su balance. El BCE debiera reestructurar las deudas públicas de las economías de la zona euro que excedan el 60% del PIB. El BCE debería desarrollar esta operación de supresión de deuda pública para todos los países de la zona euro, mutualizando de este modo la deuda.”

Nos encontramos con la reiteración del programa de Syriza. Ello podría ser normal si la experiencia griega hubiera resultado vencedora o, al menos hubiera iniciado un camino de liberación del pueblo griego respecto de la servidumbre de la deuda. Tropezar dos veces con la misma piedra, es humano. Lo grave es tomarle cariño a la misma piedra.

En los párrafos que siguen, recojo algunos de los argumentos principales explicados por Albert Medina en su artículo L’esquerra davant les polítiques d’austeritat: lliçons i mites del deute alemany, así como valoraciones propias.

La propuesta de una Conferencia Europea de la Deuda, constaba el programa de Salónica  que permitió a Syriza acceder al gobierno heleno el pasado 25 de enero de 2015. Esta propuesta fue acogida con una risa sardónica por parte de las autoridades de la UE. Ante la negativa cerrada a ni tan sólo poner sobre la mesa dicha propuesta, el 20 de febrero de 2015, el negociador griego Varoufakis renunció a ese proyecto y aceptó que Grecia debía pagar la deuda, aunque siguió pidiendo una mejora en las condiciones de pago. El 13 de julio Tsipras aceptó un memorando peor que los memorandos que había criticado desde la oposición.

La propuesta de una conferencia Europea de la deuda, la propuesta de la mutualización de la deuda y de los eurobonos, parten de diversas premisas erróneas a mi parecer. En primer lugar ignora el contexto de la Conferencia de Londres de 1953 en que, por imposición de los USA y por razones geo-políticas ligadas a la guerra fría un montón de países condonaron la mitad de la deuda alemana. La otra mitad debía ser perdonada tras el Anschluss de la RDA, pero Kolh adujo que estaba prescrita. Donde hay patrón no manda marinero. En segundo lugar se desconoce que la gran banca francesa y alemana, los mayores tenedores de la deuda de los países del sur no están dispuestos a ceder en este punto. La prueba del algodón: el gobierno griego abandonó esa propuesta electoral en un tiempo de récord de  25 días.

Veamos un ejemplo que nos explica por que motivo, es imposible que la Conferencia tenga lugar. El estado alemán ha ganado a costa de la crisis de la deuda griega 100.000 millones de euros en el periodo que va de 2010 a julio de 2015. Lo afirma el Halle Institute for Economic Research (IWH) – Member of the Leibniz Association en un informe publicado el 10 de agosto de 2015, justo en el momento en que el Parlamento griego, el Eurogrupo y el Parlamento alemán aprobaban el tercer memorando. Según el IWH, el equilibrio del presupuesto alemán es en gran parte el resultado de la crisis de la deuda griega. En el periodo que media entre 2010 y 2015, el precio de los bonos alemanes descendió 300 puntos básicos, lo que permitió un ahorro de 100.000 millones de euros; o, dicho de otra manera, el 3% del Producto Interior Bruto. El mecanismo por el que se produjo este trasvase de dinero ha sido estudiado en concreto por el IWH. El informe contiene un histórico de la evolución del bono alemán en este periodo comparando sus subidas y bajadas con los acontecimientos de la crisis de la deuda griega. Las malas noticias (desde el punto de vista del inversionista, claro) sobre Grecia redundaban en la huida hacia el bono alemán y, por tanto, en la caída de su tasa de interés. Las buenas noticias (de nuevo, desde el punto de vista del inversionista) sobre Grecia significaban un movimiento en sentido contrario. En fin, si la deuda griega con Alemania sea vía FMI, vía BCE o directamente del presupuesto ascendía en julio de 2015 a 90.000 millones de euros y Grecia hubiera decidido no pagar, los contribuyentes alemanes aún hubieran salido ganando.

Por su parte, el economista francés Guillaume Duval hace ascender este ahorro de los contribuyentes a una cifra superior. Habiendo estudiado el diferencial entre 2008 (y no 2010, como el IWH) y 2015, estima ese ahorro en 193.000 millones. Duval no tiene dudas acerca de que la intransigencia del gobierno de Merkel se debe también a factores culturales, como la cultura protestante alemana. Pero va más allá y señala causas mucho más prosaicas: “Hasta ahora, la crisis de la zona euro ha sido, en la práctica, un buen negocio para Alemania. Y en particular para el Estado alemán (…) ¿Por qué? Porque la crisis de la deuda hace de los títulos de deuda alemán un valor refugio, lo que asociado a la política laxista del BCE, permite a Alemania gozar de tasas de interés excepcionalmente bajos (…) Mientras nuestros vecinos pagaban 69.000 millones de intereses sobre su deuda pública en 2008, sólo deberán pagar 48.000 este año (2015), aunque su deuda haya crecido 490.000 millones de euros. Si los alemanes hubieran debido pagar los intereses de la deuda al precio de 2008, ellos deberían pagar 92.000 millones, el doble, según las cifras suministradas por la Comisión Europea (…).

Alemania, ¿va a renunciar graciosamente a ese mecanismo de expropiación de los países periféricos? Ningún partido con posibilidades de ganar las elecciones en Alemania o en Francia lleva en su programa una propuesta similar a la del punto 42 del programa de Unidos-Podemos. ¿Llegará un día en que ganen en Francia y Alemania partidos que propongan ese programa? ¿Faltan para ello décadas, o nunca llegará ese momento? ¿Hasta cuando deberemos esperar para liberarnos de la servidumbre de la deuda? ¿Cuantos sacrificios deberemos realizar entre tanto?

Notemos, finalmente la ausencia en dicho programa de cualquier referencia a la auditoria de la deuda para determinar que parte de la misma es ilegítima, que parte de la deuda es ilegal y que parte de la misma es odiosa. Que en el caso de España hay de todo ello.

 

2.- Una propuesta de solución al problema de la deuda a partir de la recuperación de la soberanía monetaria.

 

¿Por que no se debe pagar la deuda pública española? Por que aún siendo legal no es legítima. Las leyes que han dado cobertura jurídica a esa deuda son leyes pensadas, redactadas y aprobadas por organismos al servicio de la oligarquía financiera española, alemana y francesa. Son organismos que han actuado al servicio de intereses y grupos sociales extranjeros a nuestros pueblos.

Esa deuda es producto de la financiarización de la economía y de la política fiscal creada por el régimen del 78. Es producto de la imposición a partir de los años 80 del siglo pasado de política de someter la deuda pública a la especulación de los mercados. El régimen optó por la creación de un mercado de la deuda pública, optó por aceptar las condiciones impuestas por la banca. Y, cómo hemos visto, dejó que proliferara la deuda para que ella comieran los buitres y la hienas. Había otra alternativa. El régimen podría haber seguido financiando el déficit  mediante los avances gratuitos del Banco de España ( monetización de la deuda) y mediante la imposición de coeficientes de compra obligatoria de deuda a la banca en las condiciones impuestas por el estado. Pero no quería hacerlo y no lo hizo. Actualmente, dentro de la UE, sin un Banco nacional digno de ese nombre, solo con la Flexibilización Cuantitativa (FC) los problemas no se resuelven. La FC es, como ha dicho Bill Mitchell: “empujar una cuerda”.

En el libro Librarse del euro, diversos autores exponen planes y escenarios concretos para la salida del euro. Citemos a Ramón Franquesa, Luciano Vasapollo, Vincent Brousseau, Joel Périchaud, Andrés Piqueras, Stuart Medina, Jorge Amar, Moreno Pasquinelli. Estas propuestas surgidas de culturas económicas y políticas diversas, son notablemente convergentes y todas ellas proporcionan una solución al problema de la deuda. Hace dos semanas, el reputado economista australiano Bill Mitchell ha presentado en diversas ciudades españolas su libro La distopia del euro. En sus capítulos 21 y 22 presenta la Financiación Monetaria Directa (FMD) y la recuperación de la soberanía económica y monetaria de manera convincente como alternativa real a la política austeritaria del ordoliberalismo de la UE y de la Europa alemana. Teniendo en cuenta estas aportaciones expongo a continuación una breve propuesta de solución a la deuda desde la perspectiva del soberanismo monetario o sea desde la democracia económica.

En primer lugar conviene asomarse a este escenario abandonando el sesgo cognitivo ( Mitchell lo define como pensamiento gregario) impuesto durante sesenta o setenta años de hegemonía del federalismo europeísta ordoliberal que predomina en la academia y en la política.

En primer lugar conviene desprenderse de la idea del imperio de la ley y de la norma. La ley no se legitima por su simple existencia. Las leyes expresan relaciones de poder, correlaciones de fuerzas. Las leyes que no han sido legisladas por el pueblo soberano son tiránicas y ante la tiranía el pueblo tiene el derecho imprescriptible y el deber ineludible de la insurrección. Esa es una de las enseñanzas de la Gran Revolución francesa.

En segundo lugar hay que quitarse de la cabeza idea religiosa del equilibrio presupuestario. Se trata de una doxa impuesta por la secta ordoliberal que impera en las instituciones de la UE por lo menos desde el Acta Única. Por el contrario para levantar un programa de desarrollo sostenible económica y ecológicamente hablando ( no digo crecimiento, ese es otro debate en el que no puedo entrar hoy y aquí) que permita acercarse a la satisfacción de las necesidades sociales básicas ( enseñanza, sanidad, derecho a la existencia, cuidado a la dependencia, pleno empleo, sostenibilidad...) será necesario recurrir al déficit.

También hay que quitarse el terror a la inflación impuesto por el ordoliberalismo. Jugar prudentemente con la inflación es un instrumento más de la política económica. Los ordoliberales nos quieren aterrorizar con la gran inflación de los años 1921-1923 en Alemania, pero unas inyecciones prudentes y dosificadas de dinero en la economía no tienen por que crear una inflación incontrolable.

También hay que desprenderse de toda idea religioso-moral con respecto a la deuda. La deuda pública es un apunte contable en las cuentas del estado o del sector público, fruto de una determinada opción política. La deuda puede ser de muchos tipos: legítima o ilegítima, justa o injusta, moral o inmoral, correcta o corrupta, aceptable o rechazable. En nuestro caso es en su inmensa mayoría ilegítima, injusta, inmoral, corrupta y rechazable, por las razones expuestas más arriba. Hay que tener el valor político de decirlo y de actuar en consecuencia.

También habrá que desprenderse del fetichismo monetario. Hoy el dinero no se corresponde con las reservas de oro depositada en las arcas de los bancos centrales. La mayor parte del dinero que consta en la contabilidad del Banco Central Europeo o de un Banco central nacional no se “imprime”. Ese dinero consiste tiene la forma de asientos contables. Esos asientos contables pueden ser sometidos a las decisiones políticas que sean convenientes para los intereses populares. Del mismo modo en que actualmente esas decisiones políticas sobre el dinero están sometidas a los intereses de la oligarquía financiera.

Si el estado español recuperase su soberanía monetaria, si se desvinculase de los Tratados de Maastricht, del Six Pack, del Two Pack, del Mecanismo europeo de Estabilidad, del Fiscal Compact, del semestre europeo y saliese del euro contaría con mecanismos soberanos para gestionar la deuda. Esa gestión tendría dos tiempos:

Primer tiempo. La deuda acumulada. La recuperación de una moneda propia permitiría, aplicando la lex monetae redenominar la deuda contraída en euros a la nueva moneda española. Una vez redenominada la deuda podría sufrir quitas unilaterales mediante el uso prudente de la devaluación. Ese mecanismo podría ser complementario con un default parcial de la deuda ilegal, inmoral, injusta u odiosa según los resultados de una auditoria. En esas condiciones sería posible, posteriormente una reestructuración pactada del resto de la deuda, condicionada por un default total en caso de negativa de los acreedores. Nadie puede pensar que se trata de un programa radical o utópico. Los ejemplos de Argentina y Ecuador avalan una propuesta de este tipo. Los acreedores están obligados a negociar, ya sea el nominal de la deuda, ya sean los intereses y los plazos, si se les coloca con coraje político y valor cívico ante el hecho consumado.

Segundo tiempo. La gestión fiscal tras la recuperación de la soberanía monetaria. Una vez redimensionada la deuda, debería empezar una gestión fiscal con un programa para la recuperación de la economía y para el relanzamiento social y económico de nuestros pueblos. Pero debería evitarse caer en el mismo mecanismo que ha producido la deuda actual. Por tanto es preciso recuperar la soberanía monetaria, es preciso contar con un banco central independiente del BCE. Sin esos recursos soberanos no es posible  no caer de nuevo en la espiral de la deuda.

Una política de desarrollo económico, social y ecológico necesitará reformas profundas que aquí no puedo tratar. Pero lo que es seguro es que necesitará de un recurso prudente al déficit, que deberá ser financiado mediante la monetización de la deuda a cargo de un Banco de España fuerte que recupere y actualice las competencias que tenía antes de Maastricht, y mediante la imposición democrática de cuotas de compra de deuda a la banca privada. Es decir, una política económica y soberana debe abolir el mercado de la deuda pública, debe impedir la especulación financiera con la deuda del estado.

En resumen, ante una deuda tan formidable como la deuda actual del Estado español, existen dos actitudes políticas posibles:

a.- El miedo religioso a los poderosos. Quedar paralizados ante la idea religiosa de que los acreedores tienen el poder sobre nosotros. Quedarse paralizados ante el shock de la experiencia griega en el marco el pensamiento “no hay alternativa” (TINA).

b.- La serenidad, la determinación y el coraje. Quien tiene la sartén por el mango es el pueblo soberano. En el momento que decidamos recuperar la moneda nacional, redenominar la deuda, devaluar la nueva moneda y empezamos a financiar el estado y la economía mediante un Banco de España independiente del BCE y de la banca privada pero dependiente del poder legislativo nacional, la correlación de fuerzas cambia radicalmente. El poder lo recuperamos nosotros y la correlación de fuerzas da un vuelco. El chantaje, la humillación y la esclavitud por deuda son abolidos.

Conclusión.

Recordemos de nuevo a La Boétie:

“… los tiranos, cuanto más pillan, cuanto más exigen, cuanto más arruinan y destruyen, cuanto más se les acata, cuanto más los servimos, más se fortalecen y más fuertes y más frescos para aniquilar y destruirlo todo devienen; pero si no se les acata en nada, si no se les obedece en absoluto, quedan desnudos y deshechos, sin combatir, sin golpear, y no son nada, así como cuando la raíz no tiene ya humus o alimento, la rama acaba seca y muerta”

 

 

 


Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada